El lobo nunca trabajará para el circo no es una novela de género al uso. Parte de la premisa de lo inesperado y por ello me exaspera la necesidad de dar alguna información sobre ella, pues lo que más me gusta es que se vaya descubriendo a medida que avanza. Puede enmarcarse en ciencia ficción, en un futuro cercano apocalíptico, aunque tal vez estos no sean los datos más relevantes. Dirigida a un público de 16 o años en adelante. No está edulcarada ni es moralizante. No es más que una historia que busca emocionar y atrapar, entretener y sorprender, dirigida a un público adulto aunque también apta para lectores jóvenes. Se utiliza muchísimo el fuera de plano, para que trabaje la imaginación del lector y como curiosidad se tratan de plantear diferentes sistemas de gobierno y dilemas morales. Nunca se toma partido, lo único que se pretende es plantear situaciones, dilemas y que cada cual juzgue. Una novela que tiene mucho trabajo detrás y que además viene acompañada por unas excelentes ilustraciones de Alejandro Martínez.
La novela permite al menos dos niveles de lectura: uno superficial, para los lectores más jóvenes, que sigue el relato de los personajes; otro para más adultos, en donde aparece la interpretación, lectura entre líneas y las inferencias sobre qué pasa en los momentos con fuera de plano; y por último una última lectura analizante en la que se pueden tratar aspectos como los sistemas de gobierno, la complejidad de reconstruir un orden social, o los diferentes roles que asumen los integrantes de una familia.